¿SER POLÍTICAMENTE CORRECTOS?

“A vosotros os digo, amigos míos: no tengáis miedo a los que matan el cuerpo, y después de esto no pueden hacer más». Este Evangelio de San Lucas es sencillamente demoledor para el cristianismo amigo de lo políticamente correcto. Desde luego Jesús no lo era. Si somos políticamente correctos con el mal y damos palos a quien de ende el bien porque nos parece que actúa sin moderación, mostramos que solo nos importa salvar nuestro propio cuello y no queremos problemas. También advierte Jesús: «Cuidado con la levadura de los fariseos, que es la hipocresía”

La moderación no es un valor evangélico, si acaso lo son la prudencia y templanza (¡también lo es la justicia!) Jesús no es Moderado: «El que no está conmigo está contra mí; el que no recoge conmigo desparrama». Él tampoco es tolerante con el pecado, ni es inclusivo con el mal. Cuidado, que lo que se llaman valores y se ponen por encima de bien y del mal, en el Evangelio no son tal, el bien y el mal tienen objetividad y no cambian. Y siguiendo con sus enseñanzas, Jesús no pidió a la Iglesia que fuera política, y desde luego en ningún pasaje la dijo que fuera correcta. Su mandato es claro: «Id, pues, y haced discípulos a todos los pueblos, enseñándoles a guardar todo lo que os he mandado». Con caridad, si, pero: TODO.

El consenso no es tampoco un valor evangélico, no puede estar por encima de la verdad. Llegar a acuerdos es deseable, pero solo si esos acuerdos son conforme a la Verdad de Dios, no contrarios a ella. Jesús solo logró consenso unánime una vez: «¡Cruci calo!
¡Cruci calo!»..

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